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Espectáculos

Ochenta y siete años enfiestando a la gente

  • Álvaro Quesada padre, hijo y nieto, siguen la tradición de atender el negocio

  • La familia conserva un libro de contabilidad de 1967

  • La fachada del Restaurante Chavelona hace 25 años

  • Octubre es el mes de aniversario del negocio, por eso los clientes son más chineados

Pocos negocios en San José se pueden dar el lujo de cumplir 87 años de enfiestar a la gente en el mismo lugar donde iniciaron los bisabuelos.


Se trata del Restaurante Chavelona, ubicado en Barrio San Martín, en el puro centro de Chepe, donde todavía conservan un libro de inventarios de 1967.


“El Chavelona se montó en 1927. Mi tía Isabel era una mujer gorda, hermosa, si hubiera sido delgaducha le hubieran dicho Chavelita, de ahí surgió el nombre. Después mi padre Enrique Quesada tuvo el restaurante y ahora está a cargo mi hijo Álvaro Quesada, con mi nieto, que sería la cuarta generación”, narra emocionado don Álvaro Quesada padre.


Quesada recuerda que desde que tenía 10 años trabajó en el restaurante al lado de su papá Enrique, asegura que el éxito está en que las recetas de la comida se respeta, esté quien esté, al frente del negocio.


“El secreto está en que todos velamos por el bienestar de nuestros clientes y por ende del negocio”. Subraya Álvaro padre, quien no quiere que se rompa la tradición de que alguien de la familia esté a cargo del negocio.


Álvaro padre dice que a pesar de que ya se pensionó siempre llega al negocio porque no se siente bien sin darle una vuelta al establecimiento, que durante 68 años se convirtió en su segunda casa.

 

¡AH PRECIOS!

 

Los Quesada guardan con gran cariño un libro de contabilidad en la que se reportan los precios de algunos licores: por ejemplo la cerveza costaba ¢1,25, ocho paquetes de Emu (cigarros) valían ¢15,20, media caja de chiclets Adams costaba en 1967 , ¢250.


El libro está firmado por la oficina de legalización de Tributación Directa y refleja como cambian los tiempos en lo que los precios se refiere. Indica que dos libras de café dorado costaba ¢6,40 y siete docenas de huevos salían en ¢25,20.

 

CLIENTELA SOLO GOOD

 

Con el paso de los años el Chavelona ha cambiado sus precios y su fachada, sin embargo, su dueño asegura, que mantienen el mismo tipo de clientes que son quienes le dan vida al lugar donde la fiesta se arma hasta el amanecer.


“Nuestra clientela es muy seleccionada, muy buena. No aceptamos a nadie que venga a perturbar a la gente que está disfrutando en el negocio”, aseguró Alvaro padre, quien mencionó a tres clientes que desde hace 50 años solo faltan los viernes por la noche.


A pesar de que está en el puro centro de San José de los años 87 años de abierto el negocio, no han sido víctima de asaltos.


El local abre de martes a domingo de 4 de la tarde a 7 de la mañana y en la primera planta se puede quedar quienes gustan de la música viejita como la de Felipe Pirela, Daniel Santos, La Sonora Santanera y Camilo Sesto.


En la segunda planta se puede bailar y tienen Dj, está decorada con dichos de los ticos como Que' importa a mí, Tenga paz, Sa' Vara, Cuidado pierde, Póngale la firma y A cachete.

 

TERCERA Y CUARTA GENERACIÓN

 

Álvaro Quesada hijo es quien tiene ahora la batuta del negocio, convirtiéndose en la tercera generación que administra la empresa.


“Cuando empecé a trabajar estaba en segundo año de colegio y me pagaban ¢20 semanales”, expresa. Junto con 15 empleados mantienen el servicio de calidad del local donde alcanza hasta 170 personas. Para Álvaro hijo no ha sido difícil aprender a manejar el negocio porque siendo estudiante del Colegio Técnico Don Bosco vio a su papá tomar decisiones que hoy tienen al Chavelona en un lugar privilegiado por los fiesteros que gustan comerse algo después de la cantada y bailada. El Restaurante Chavelona se ganó la fama por su excelente menú; el arroz con pollo es la boca preferida, según sus dueños, el éxito de su cocina consiste en que no se le niega el pollo; pero también la lengua en salsa, la costilla, los nachos y el chifrijo son algunas de los platos que le dan prestigio.


“En un día bueno se pueden despachar unos 300 platos, entre pedidos a domicilio y clientes que están en el negocio”, subrayó Álvaro hijo.


A Álvaro Quesada nieto le dicen “Macho”, para diferenciarlo de su papá y del abuelo que se llaman igual.


“Tengo nueve años de estar en el negocio y el éxito es trabajar y hacer lo que cada uno le corresponde”, detalló Macho, quien está desde las 4 p.m. y hasta las 11 p. m.

PERIODISTA:

CRÉDITOS: Fotos: Isaac Villalta

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Sábado 18 Octubre, 2014

HORA: 12:00 AM

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