La empresa Globalvía, nuevo nombre para Autopistas del Sol, lleva más de 6 años de funcionamiento, sin que a la fecha haya terminado las obras concesionadas. Pese a ello cobrará por el uso de la defectuosa ruta 27 por 19 años más. Las fallas son evidentes, así lo ha hecho saber en numerosas ocasiones el Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (Lanamme).
El análisis de los expertos detectó que las radiales requieren una intervención pronta para mejorar su condición estructural, ya que presentan deflexiones entre altas y muy altas, indicando que hay una estructura débil para soportar las cargas que pasan sobre las mismas.
Además, sobre la condición funcional, se encontró que un 23% de la troncal principal es calificada con valores donde la calidad de manejo es baja a la de los pavimentos nuevos, por lo que pueden presentar problemas para altas velocidades de tránsito, aumentos en los costos de operación de automóviles y disminución de la durabilidad del proyecto al aumentar el número de cargas dinámicas sobre el pavimento.
El Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) indicó a través de su oficina de Prensa que la recepción definitiva de la vía es al final de la concesión, cuyos cobros se iniciaron en enero de 2008, además, está pendiente la puesta en servicio definitivo de la sección 2 que comprende Ciudad Colón-Orotina.
AMENAZAS AL MANTO ACUÍFERO
Aunque inicialmente el proyecto no comprendía amenazas de esta naturaleza porque el estudio de impacto ambiental tenía considerado los estudios correspondientes, después que se le otorgó viabilidad ambiental surgieron los problemas sobre una afectación a los mantos acuíferos de la zona.
“Una vez iniciada la operación de dicha ruta, se observaron afloramientos de aguas que llamaron la atención. Se argumentó que se había afectado el acuífero Colima. En atención a estas denuncias se inició un proceso de investigación que tuvo como insumo un estudio pormenorizado de la zona en donde se argumentaba que existía una afectación, pero el estudio demostró que no se estaba afectando el acuífero Colima y que los afloramientos observados no provenían de dicho acuífero”, afirmó Freddy Bolaños, secretario general de la Secretaria Técnica Nacional Ambiental (Setena).
Descartados los daños al ambiente, queda por resolver la inseguridad que deben enfrentar los usuarios que pagan por transitar la vía, recientemente grandes cantidades de agua cayeron sobre la ruta, causando deslaves, situación que ya había advertido Lanamme.
