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Opinión

Editorial

La muerte de una familia completa en un violento accidente deja entrever la batalla que se libra todos los días en las carreteras. Parece que un adelantamiento forzado acabó en semejante tragedia que hoy enluta a un pueblo en Guanacaste, en medio de las fiestas patrias.


Solo durante el sábado y el domingo un total de 25 personas murieron de forma trágica, mientras que 36 requirieron ser trasladadas a centros médicos con lesiones.


Lo anterior solo indica una situación: Costa Rica sufre un grave problema de imprudencia, irresponsabilidad y falta de educación vial, asunto que nos hace engrosar con ligereza las listas de muertes en accidentes de tránsito.


Nuestro país puede jactarse de mantenerse en paz cuando de conflictos bélicos se trata, sin embargo la lucha aquí se libra sobre el asfalto.


No hay justificación alguna, las autoridades han llamado la atención tanto de los conductores como de los peatones, pero parece que nadie pone atención o sencillamente hacen caso omiso a las advertencias.


Si bien hay una rigurosa Ley de Tránsito que sanciona a los imprudentes, por sí misma no representa un factor limitante o intimidante para los conductores.


Está demás decir que el consumo de licor agrava el panorama, pues pese a la pena de cárcel y las altas sanciones económicas que deben resarcirse por andar con tragos adentro, aquello no mete un cintura a nadie.


Por el contrario, muchos conductores se ven seducidos por violentar la ley y se les hace satisfactorio verse al margen de los inspectores de tránsito y sus retenes.


Definitivamente hay que hacer un alto en el camino, determinar a qué obedece este tipo de comportamiento tan absurdo que se cobra tantas vidas en nuestras calles.


Mucho se habla de las pésimas prácticas viales, se sabe que los exámenes teórico y práctico de manejo no son un reflejo real del conductor y sus destrezas, no miden consecuentemente sus capacidades.


La educación vial costarricense se ha limitado al famoso libro del Cosevi y a tutoriales cortos de preparación para las pruebas de licencia.


Está más que demostrado que el país y sus programas de estudio no tienen aún noción de lo que implica educar para la conducción, se limitan a explicar cómo y por dónde debe caminar un peatón.


Hoy muchos son transeúntes, mañana una buena parte será quien tenga en sus manos el volante, eso sí, con una visión desgastada de la realidad y la responsabilidad de la conducción.


No es comprensible que información trascendental sea suministrada a los ciudadanos de forma tardía. Los manuales de educación vial deben usarse desde el maternal, urge incluirlos.


Las muertes en carretera son una epidemia, representan un problema de grandes dimensiones, pues además de los costos que significan en atención médica de sobrevivientes, la mayoría de quienes mueren son personas económicamente activas.


Pero aquí salta otro elemento que urge valorar. Costa Rica carece de policías especializados.


Las cifras lo confirman, actualmente no hay más de 800 oficiales de tránsito, para una población no menor a 3 millones que posee permiso de conducción y 1,3 millones de autos en las calles.


Las pocas plazas destinadas a este cuerpo policial y la insignificancia del presupuesto que se le asigna dejan entrever el poco interés que podría existir por parte del gobierno en la contención del caos vial.


Más aún, los tráficos poco pueden hacer en un mar de conductores que corren como locos, rebasan líneas amarillas, estacionan en sitios indebidos, abarrotan los carros sobrepasando su capacidad y tratan de sobornarlos.


Esta es una radiografía pequeña pero cierta de lo que ocurre en nuestras vías. Bien lo dijo en una entrevista a DIARIO EXTRA el nuevo director del Tránsito, Mario Calderón, “Pitágoras se equivocó con la Policía de Tránsito”, haciendo referencia al poco personal bajo su mando y la alta demanda del servicio.


Es hora de entrarle al tema con la manga al codo, no podemos seguir viendo cómo continúan creciendo las víctimas: padres, madres, hijos, jóvenes y no tan jóvenes que caen abatidos por la imprudencia y la falta de cuidado, por la negligencia social que nos carcome como un cáncer.


No hacen falta más muertes para reaccionar.

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Martes 16 Septiembre, 2014

HORA: 12:00 AM

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