El aborto es un tema controversial que generalmente se centra en el feto aunque pocos consideran la salud mental de la mujer que pasa por esta experiencia.
La depresión post aborto es una situación que muchas mujeres experimenten aun cuando este haya sido provocado.
Adriana Avedaño, psicóloga y Elisa Bunster, trabajadora social, son dos chilenas que intentan crear consciencia en Latinoamérica sobre las secuelas del aborto.
Según estas expertas, el trauma por la interrupción de un embarazo es similar al que tienen los veteranos de guerra.
Avedaño ejemplificó esta situación con algunos casos que ha atendido en que las mujeres decían que cierto olor o sonido que vivieron en el momento del aborto las ponía en estado de crisis nerviosa. Esto mismo le sucede a los exsoldados cuando escuchan ciertos sonidos que relacionan por ejemplo con el estallido de una granada, aun cuando tengan años de haber abandonado el campo de batalla.
Estas defensoras de la vida quieren que la sociedad médica reconozca y haga pública esta enfermedad que incluso lleva a algunas mujeres a cometer suicidio.
Avedaño y Bunster promueven estas ideas mediante el “Proyecto Esperanza” con el que brindan apoyo y consejo a las “madres de un niño no nacido” como las llaman ellas.
Estas dos emprendedores indican que ese es el nombre correcto ya que ellas efectivamente son madres solo que su hijo no pudo nacer como uno normal.
¿DÓNDE ESTÁ MI HIJO?
El principal síntoma de esta depresión es el constante remordimiento. ¿Qué pasó con mi hijo, dónde está? Estas preguntas, según ellas, estarán siempre presentes en la vida de estas mamás.
Su labor con este proyecto es ayudarlas a vivir con esta culpabilidad y a superar la rabia y tristeza que viene con ella.
Los padres de estos bebés no nacidos también suelen experimentar una cierta tristeza ya que sabrán, por el resto de sus vidas, que pudieron haber criado y educado a un niño sangre de su sangre.
Ellas no ayudan a superar y olvidar esta etapa, sino que enseñan a vivir aceptando sus decisiones o las que Dios quiso para ellas. Por lo que fomentan que busquen el consuelo de la fe para una recuperación más eficaz.
“NINGUNA MUJER QUIERE ABORTAR”
Estas chilenas hicieron énfasis en que no existe una mujer que quiera abortar, solo situaciones que las obligan a tomar tan drástica decisión.
La depresión post aborto no es exclusiva de las que abortan en forma accidental sino que las femeninas que deciden hacerlo por su voluntad también se pueden deprimir.
Bunster en su labor de trabajadora social dijo conocer chicas que decidieron interrumpir su embarazo y a los dos días la culpa las atacó dejándolas devastadas.
Ellas creen que la depresión que acompaña este fenómeno es una consecuencia tan natural como las físicas ya que toda mujer necesita terminar su embarazo, de lo contrario su cerebro entrará en crisis por la falta de terminar esta etapa.
PERIODISTA: Redacción Diario Extra
CRÉDITOS: Ariana Cabezas Mejía, colaboradora
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Lunes 23 Septiembre, 2013
HORA: 12:00 AM
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