La historia nos ha convencido de la existencia de Juan Santamaría, aquel individuo que asumió su rol con una determinación perdida, una que poetas, escritores o presidentes no han demostrado en más de medio siglo.
Juan fue un hombre común, pero con decisión. Los héroes no se determinan por sus habilidades y las sentencias que toman. En un momento en que el país corría el riesgo de verse invadido y subyugado por un colonialista, un grupo de hombres, entre ellos Juan, reconoció la necesidad de defender el pedazo de tierra que desde aquellos días ya era diferente, con problemas, pero con la capacidad de resolverlos.
La historia comenta que Santamaría fue jornalero, sacristán y ayudante de albañil, oficios que están obsoletos en nuestra realidad, no así el calificativo de héroe.
Cada 11 de abril, el país rinde un tributo a este hombre, el cuarto ejecutor de la quema del Mesón en Rivas, Nicaragua. Es irrelevante si los liberales lo crearon, lo importante es que los ticos son capaces de valorar la actitud del hombre valiente. Algo que casi siempre se confunde con los mitos, aunque ya no quedan filibusteros, la evolución de la sociedad demanda héroes a diario, no para quemar un mesón lleno de invasores, pero necesita varones y mujeres que hagan patria.
Cuenta la lacerante historia que antes de que Santamaría se ofreciera como voluntario, pidió que otro soldado se ocupara de atender a su madre, solicitud que engrandece aún más la integridad de un aspirante a militar, pero que desde hace décadas lleva el título de prócer, el cual solo comparte con su contemporáneo Juan Mora Porras.
Probablemente si un grupo de costarricenses no hubiese insistido en luchar contra las fuerzas de los filibusteros, sería un país sometido y no ocuparía el lugar que ha obtenido gracias al valor y la identidad de su gente, mismas cualidades que se reconocen en el alajuelense, ese que algunos señalan e intentan desacreditar; que se ha convertido en un símbolo de identidad, inspirando a grandes y pequeños para ser mejores, útiles a la sociedad.
Santamaría forma parte de un grupo selecto a los que el azar ha puesto como hombres más grandes, por sus actos, figuras de autoridad que demandan más patria, más compromiso por defender la nación, ese pedazo de tierra que nos hace grandes cada día.
El 11 de abril se recuerda al héroe nacional, su sacrificio, una muestra de identidad nacional para que el tico sienta que las libertades de las que goza tuvieron un precio, Tiquicia demanda que haya más personas valientes, estudiantes que toquen música para mostrar su dicha de ser un país favorecido, maestros que formen gente, políticos que sirvan al pueblo y no al sistema, personas que sirvan a la ciudadanía como un acto de voluntad y no uno de obligatoriedad.
